Revelación: Secrets, de Allan Holdsworth
Allan Holdsworth: Secrets, Intima Records, Inglaterra 1989; duración: 37:20.
Por: Juan Pablo Torres Muñiz
Aunque muy admirado, sobretodo, por estudiosos y especialistas, el legado del prodigioso Allan Holdsworth (Bradford, West Yorkshire, 06 de agosto de 1946) ofrece mucho más que la oportunidad de descubrir en sus temas y su estilo al tocar, nuevas formas de interpretación musical, nuevas y más complejas técnicas para guitarra eléctrica –si no nos referirnos, además, al fantástico uso del SynthAxe, guitarra de interfaz sintetizable empleada por él en casi todos sus discos a partir de Atavachron, de 1986 –, y la fascinante demostración de que aparentemente no hay límites para cuanto su genio quiera expresar a través de las cuerdas. De hecho, álbumes como Secrets nos invitan, sobretodo, a sumergirnos en el fascinante universo creado por el propio sonido de un artista singular como pocos, a quien no es posible reconocer aquí, tema a tema, sino como al iniciador y guardián de su propio secreto.
Secrets, sucesor de los míticos trabajos: I.O.U. y Road Games, sin dejar de percibirse en él la clara tendencia marcada por Metal Fatigue, Atavachron, y Sand, demuestra que, como en el caso de todos los grandes artistas, el estilo y sello de Holdsworth, se ven aparecer, deslumbrar y perderse tras los aplausos nada más que en su propia obra, siendo que, no obstante su influencia en muchos otros artistas como Yngwie Malmsteen, Steve Vai, Greg Howe, Shawn Lane o Mozart Mello, deja demostrado con su propio sonido, que es imposible imitarle sino rindiéndole un tributo en que se reconoce su valor excepcional.
Una forma de escuchar los secretos…
Así, el álbum se compone de ocho excelentes tracks:
En la explosión de City Nights, parecen presentarse -a toda máquina – el mismo Holdsworth y algunos de los brillantes músicos que le acompañan en el álbum, entre quienes tenemos al maestro Vinnie Colaiuta en la batería, Chad Wackerman en los teclados y más tarde, específicamente en el séptimo tema, también en la batería, a Steve Hunt en teclados, Alan Pascua en el piano acústico, Jimmy Jhonson y Bob Wackerman en el bajo, así como a Rowanne Mark, Claire Holdsworth y Craig Copeland como vocalistas. City Nights estalla anticipando el carácter impredecible del disco, tanto en el sonido que define la grabación entera como en cada nota y compás del mismo tema… para dar paso al -¿cómo llamarlo si no?: – impredecible, y mágico segundo track: Secrets.
Secrets hace pensar que uno se encuentra de lleno en el corazón del disco, pero cabe debe recordar que City Nights era ya en sí mismo, un pequeño secreto y que, claramente, el tema que da título al álbum representa un viaje a la intimidad de su propia historia, a la que, por cierto, las voces sólo invitan a apreciar, sin descubrirla. El uso del SynthAxe por Holdsworth recuerda las primeras influencias musicales reconocidas por él en Wayne Shorter y John Coltrane.
54 Duncan Terrace desbarata definitivamente la idea que podía habérsenos formado de lo que sería el disco al escuchar City Nights, confirmando que éste se conforma de múltiples historias individuales cuyo nexo radica en el lenguaje de Holdsworth, no menos intenso en 54 aún en la forma en que parece susurrar acompañado del piano acústico… Hasta que el final del tema nos alerta nuevamente: éste particular secreto ha terminado en sí y para sí mismo; algo se ha quebrado pero el narrador seguirá narrando.
Tras una breve introducción de teclado, Allan y su banda se sirven de Joshua para apartarnos de cuanto esperábamos escuchar y llevarnos de sus manos, allá en el tiempo, por donde es posible, de alguna forma, recordar imaginándonoslo, que nuestro guitarrista cuando toca, toca gimiendo por su instrumento y con los ojos bien cerrados… Hasta despertar, apenas a tiempo de advertir un nuevo cambio: el nuevo ataque del SynthAxe en Spokes.
Este tema, Spokes, descubre en su combinación de sonidos mucho de lo que tienen en común, el track que abre el disco, Secrets, Joshua y hasta 54 Duncan Terrace, más allá, por supuesto, de la firma inconfundible de Allan; exponiendo más bien que sólo dejando fluir su característico estilo, y luciendo los elementos de que se nutre su lenguaje para narrar cada historia individual. Con todo, este tema podría hacernos sentir que al escucharlo no sólo reconocemos al Holdsworth del Secrets, disco de 1989, si no, además, que al hacerlo podríamos estar recordando la experiencia de haber escuchado el álbum entero en alguna pasada oportunidad extraviada en nuestra memoria.
Maid Marion, por su parte, nos envuelve con la calidez de su sonido y, obligándonos una vez más a olvidar los impulsos sembrados por las canciones anteriores, nos va conduciendo a un terreno tanto más distinto de los anteriores cuanto más nos permite identificar en él un toque de intimidad al que parecen más cercanos o menos lejanos, según se vea, dichos anteriores temas. Maid Marion parece evocar la emoción que se siente al ver fluir el delicado juego de una inquieta fantasía al calor de una hoguera. Y tal vez sea a causa de esta curiosa atmósfera que uno pueda plantearse, no sin sentir bullir cierta inquietud del espíritu, que uno, tal vez, finalmente, ha comprendido el nexo que hace de los cuentos uno sólo.
En ese sentido, podría verse en Peril Premonition la revelación de que, por poco acostumbrado que uno esté al sentir de ambientes como los que pinta en nuestros sueños Holdsworth, no nos es del todo desconocida la vida a que alude con la esquiva agresividad con que, en este tema, el sonido de su guitarra vuela como un ágil insecto entre estallidos de platillos de batería. Al fin y al cabo, Allan nos canta-pinta-narra sueños del hombre que es él, tan individual como común es a todos nosotros nuestra propia individualidad. Y como todo verdadero artista, hace de su particular visión una invitación a comprenderla, apreciarla y encontrar en ella los posibles ecos de la nuestra.
Tras el final de Peril Premonition, semejante al de un sueño inesperadamente interrumpido – cuando tal vez estábamos a punto de sentirnos satisfechos de su interpretación -, la misteriosa presentación de las voces en Endomorph, como una luz que por su intensidad vence el liviano velo del silencio, nos anuncia la posibilidad de seguir volando, de repente más allá aún, pero en otro sueño. Aquí, las notas y compases de la guitarra de Holdsworth hacen una última aparición, como pintando formas al movimiento de una rara criatura en libertad, la que, finalmente, vuelve a ser oculta tras la voz y su manto de misterio, que sin embargo irradia la posibilidad de nuevas revelaciones: un después con la posibilidad de asomarse a nuevos secretos, tal vez en otro disco.
Lo nuevo…
La versión remasterizada de Secrets fue lanzada el 2008 y desde luego mejora la calidad de sonido del lanzamiento original, brindándonos una nueva oportunidad de disfrutar de la magia de un músico siempre sorprendente, para no llamarlo, como hiciera Frank Zappa, aún antes de que produjera Holdsworth lo mejor de su material, “el guitarrista más interesante del universo”.
Hey tio, pues no mandaste el correo a eso de las 2, jeje, porsiaca te recuerdo el correo kojikavuto@hotmail.com , ya otro dia leo todo tu texto, porque ahora estoy en mi pueblo y hace friecitooo. A ver si cuentas las nuevas del cursillo de vano, vanisimo oficio.