CRONICA DE UNA RESURRECCIÓN ANUNCIADA
Entrevista a Francisco Guevara, baterista de Los Saicos
Por: César Belan
Son las 12:00 p.m. en Lince. Es una típica mañana de invierno limeña y me dirijo al Tip-Top, famosa Fuente de Soda, y lugar preferido de Francisco Guevara, baterista de la mítica agrupación Los Saicos. A pocas cuadras de aquí, nació la banda precursora de la música Punk en el mundo, tal como reza la placa colocada en la intersección de las calles Mariscal Miller y Julio C. Tello. Allí se conocieron, compusieron memorables temas e hicieron historia: Edwin Flores, Rolando Carpio, César Castrillón (Papi) y Pancho Guevara, el único miembro de la banda que reside aún en Lima.
…“Me preocupaba que no sabía como te iba a distinguir entre la gente” – fue lo primero que me dijo Pancho personalmente. Le respondí que no había que preocuparse porque era imposible no reconocerlo.
Conversando con Pancho sobre la saicomanía que desde hace algunos años vive nuestro país – reflejada en numerosas entrevistas en revistas, apariciones televisivas, tributos musicales, páginas web dedicadas a la banda y hasta un homenaje ofrecido a los “Cuatro de Lince” por la Municipalidad del distrito donde iniciaron su fama – él respondió lo siguiente con su habitual sencillez y sentido del humor:
…“con respecto al Homenaje de la Municipalidad de Lince, al principio “Papi” y Erwin no querían venir desde los EEUU; todos estábamos un poco distanciados de nuestro pasado como Saicos y avocados a nuestras actuales vidas. Ambos me dijeron que yo nomás recibiera el reconocimiento en nombre de todos. Pero insistí y finalmente asistieron. Todos nos sorprendimos del homenaje, la condecoración que se nos otorgó y la placa develada; realmente no lo esperábamos”.
El reconocimiento les tomó por sorpresa; sostuvo Pancho en relación a esta nueva fiebre que tiene como protagonista a la banda de la que fue baterista hace más de cuarenta años. “Fue todo un trabajo de arqueólogos”, comentó bromeando, aunque estaba al tanto que en el extranjero, en España más puntualmente, su música se tocaba y difundía. Aún antes de que sus canciones fueran remasterizadas y vendidas en el mercado español (disco del que se enteraron recién cuando estuvo en tiendas), varios grupos europeos habían grabado versiones de sus temas. Pero también, dijo, le sorprendió la inquietud de los jóvenes en el Perú por los temas compuestos allá por los años sesentas. En especial le pareció interesante la afición despertada en Arequipa.
…“Lamentablemente nosotros nunca tocamos en Arequipa; tocamos en Tacna, alguna vez en Ica por encargo del cantante Sergio Murillo, hasta en una ocasión tocamos en Toquepala, en el propio campamento minero. Pero no llegamos a tocar en Arequipa.”
Al preguntar a Pancho sobre el ambiente de las tocadas, el público, los fanáticos; nos comentó que al comienzo, el primer año, fue difícil ganarse la simpatía de los asistentes. Al inicio, nos refirió, que antes que subieran al escenario, el ambiente de alegría y fiesta en los cines en donde tocaban era estupendo, y cuando comenzaba su música la gente enmudecía, hasta que poco a poco se fueron acostumbrando a su estilo. Al mencionar los rumores, ya míticos, sobre el furor que causaban a sus fanáticos, que al oírlos tocar arrancaban las butacas y causaban desmanes en los cines; Pancho, luego de esbozar una sonrisa, nos dijo que, aunque existía un ambiente de fiesta y diversión, donde especialmente las mujeres bailaban y cantaban, los únicos episodios “arrebatados”, se producían por el clásico malestar del público, cuando no lograban llegar a tiempo al escenario.
…“El único episodio “violento” se produjo una vez en el cine Orrantia. Estábamos los cuatro viendo una película cuando Erwin y Carpio comenzaron a discutir tan fuerte que la gente no podía ver nada, hasta que tuvieron que prender las luces. Terminamos todos yendo detenidos a la comisaría, subidos en un camión de la Policía. Por suerte una tía de Erwin nos vio cuando nos llevaban los policías, entonces avisaron a nuestros padres para que nos sacaran”.
Según Pancho, solían tocar además de en las matinés y en alguna que otra fiesta privada, en los festivales de los colegios que se hacían los domingos. “Tocamos en casi todos los cines de Lima”, refería mientras nos señalaba el Cine Country, a algunas cuadras de donde estábamos. Al parecer era un ritmo agotador, ya que solían tocar en cuatro o cinco funciones, puesto que había días en donde los requerían hasta para ocho y tenían que rechazar algunas propuestas.
….“César, estos tipos eran unos vagos. Yo los buscaba en mi camioneta, de la que quedan algunas fotografías, en donde llevábamos los equipos. Los buscaba uno por uno para ir a tocar, casi a regañadientes…”
En alguna ocasión, en el Cine Tauro, donde tocaban a las tres de la tarde, casi sobre la hora de proyección de las películas, todo porque el dueño era fanático de Los Saicos, llegaron ya comenzada la película, que fue cortada a la mitad para que puedan tocar los temas. “No, para nada”, me dijo Pancho cuando preguntamos que si esta heterodoxa forma de disfrutar la matiné en el cine molestó a algún espectador. Según recuerda era una película de James Dean, después entraron ellos: guarda completa lógica.
“Realmente se ha dicho de todo sobre ustedes”, comentaba mientras pedíamos un café más. Le expliqué que habían, por ejemplo, numerosas páginas de Internet y foros donde se le echaba la culpa a la dictadura militar de Velasco por la desintegración de Los Saicos, del rock en general y cosas por el estilo. Pancho no atinó a otra cosa más que reír. “Pobre Velasco”, me dijo. Nos explicó también sobre el tema, que según sabía, el asunto de la cancelación del concierto de Santana en nuestro país no fue por intervención del gobierno militar, sino por una huelga de los universitarios de San Marcos. Luego de exculpar a Velasco, inevitablemente hablamos sobre la disolución del grupo, aunque Pancho ya había reiterado en numerosas entrevistas las causas que acarrearon el final de la banda.
…”Fue una cuestión de desgaste. Imagínate pasar tantos años mirándonos las caras todos los días, juntos en los ensayos y los conciertos. Además cada uno fue ocupándose cada vez más de sus cosas, de su trabajo…” “Carpio entró a trabajar, Edwin se casó. No teníamos tiempo para ensayar, ni ganas…” “La fanaticada también se fue diluyendo progresivamente, y terminaron interesándose por otras bandas…”
En los últimos años, sin embargo, las disqueras y los productores estaban muy pendientes de Los Saicos. Habían firmado con “El Virrey”, quienes estaban gestionando su primer LP, que nunca salió al mercado. Sorprendentemente, los que imposibilitaron el lanzamiento del LP fueron ellos mismos. “No contábamos con nuevas canciones para cumplir con las disqueras”, refería Pancho sobre el asunto. Incluso, Intensamente, tema nada logrado del último 45’, según opinión de Pancho, era una canción compuesta mucho antes, y que no fue grabada por no estar, algunos de nosotros, muy satisfechos con ella. “Pero esa es justamente la única en que cantas tú”, le advertí luego de su comentario. Él volvió a sonreír, como revelándome que también esa era una buena razón para que no le gustara. Por esos últimos años se les ofreció una gira por México y Buenos Aires, que rechazaron. “Yo era famoso en mi barrio, y con eso tenía suficiente”, respondió, ante nuestro asombro.
En fin, Los Saicos no serían lo que hoy representan, si hubieran continuado tocando, a fuerza de hacerse un espacio en el mundo musical, sacrificando ese espíritu relajado, espontáneo y sincero que fluye en sus canciones. Quizás por eso, comenté a Pancho, que los primeros en valorarlos en el Perú, fueron los integrantes del movimiento Punk, ya que es lógico que en ustedes encontraran un referente de naturalidad y honradez como artistas.
…”y es que no había tiempo para la pose – me respondió Pancho – teníamos que concentrarnos enteramente en el escenario” “Nosotros no teníamos chiches (refiriéndose a los efectos de sonido), todos los ruidos y alaridos que escuchas en las canciones: la sirena, el perro, el gato, etc… se hacían a pura garganta” “En alguna ocasión nos ayudaba un buen amigo nuestro, Alfredo “Chavo” Berríos, el también nos tomó las fotos que iban a aparecer en el LP, como aquella famosa que aparecemos en el cementerio de Surquillo… en esa ocasión nos tomaron una mejor foto, donde estábamos metidos cada uno en un nicho, creo que esa foto se perdió…”
Al preguntarle sobre las actividades que compartían luego de las tocadas, me refirió que llevaban una vida normal; la mayoría de las veces la pasaban juntos, frecuentaban a la playa La Herradura, tanto de día como de noche, El Superba, de Petit Thouars, y el lugar donde nos encontrábamos, El Tip Top, que quedaba a unas cuadras de su barrio, entre las calles Mariscal Miller y Julio C. Tello.
Conversando sobre el espacio que se les brinda ahora a los músicos, su situación económica, el tiempo que se puede dedicar hoy en día a la música, etc., Pancho advirtió que el balance con respecto al tiempo en el que tocaban, era muy negativo. De acuerdo con lo que nos manifestó, el dinero que se podía conseguir por un par de tocadas equivalía casi a un sueldo mínimo de la época. Sus apariciones en la Televisión eran frecuentes y no existía aquello de “vamos a tocar para publicitarnos…”. Es más, el primer programa concedido a un grupo de rock en la televisión peruana fue: “La Hora de Los Saicos”, del cual no queda, lamentablemente, sino registros fotográficos.
…”hace poco escuché, que tal o cual programa, fue el primero que se le dio a una banda de rock, eso no es cierto” “A nosotros nos concedieron unas horas en la TV, el espacio se llamaba: La Hora de Los Saicos” “Allí, invitábamos a bandas de amigos nuestros para tocar, se hacían Sketches, y cosas por el estilo…” “Justamente en una de esas ocasiones en la TV, alguien nos dijo que nuestro estilo al tocar se parecía en algo al de los Rolling Stone. Fue una total sorpresa, porque personalmente nunca había escuchado a los Stones hasta ese momento…”.
“¿Qué hay del documental que les van a hacer?”, pregunté como cambiando el tema. Contó que se trataba de una película de Héctor Chávez, un joven director peruano, y que quizás se estrenará en el 2009. Participa también en el proyecto el joven vocalista de la banda limeña La Ira de Dios, con el que Pancho se reúne a tocar de cuando en vez.
Al terminar el segundo café, y consultar el reloj, me percaté que dos horas ya habían pasado. Finalmente, luego de agradecer a Pancho una vez más, por su cordialidad, sencillez y sobre todo por su música, no pude dejar de sonreír, cuando un muchacho que pasaba por nuestro lado, comenzó a vociferar, cual Saico sesentero: tatatatatata…
buen blog brother!… quisiera contactarme con los saicos que viven en EEUU… seria serio… so peruano de Breña… vivo en Los Angeles… my blog es http://listenrecovery.com abrazos
Renzo
que paja… Erwin y Castrillón viven en Washington D.C.; contáctate con Andrés Tapia, de Repsychled Records, disquera que ha reditado a los Saicos, el debe tener sus mails. (http://www.repsychled.com/)
Hola
Mi nombre es Carlos García y estudio periodismo en la PUCP
quisiera saber si podrían darme el contacto de Pancho Guevara de Los Saicos
quisiera entrevistarlo para un curso de mi universidad
mi mail es
cgarcial@pucp.edu.pe
un gusto